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Este artículo está inspirado en mi reciente estancia en Mérida, la ciudad donde todos los mexicanos de las nuevas generaciones quiere vivir. Es una ciudad que es la envidia de otras urbes importantes por su dinamismo, competitividad, creatividad, limpieza y seguridad.


Para entender qué podemos copiarle a Mérida acudí al análisis de los municipios que presentan el índice de actividad económica más alto según el INEGI.


En el sector agropecuario, me llama la atención que Tapachula Chiapas aparece dentro de los 20 municipios más importantes. Pero en Tapachula como en todos los demás municipios algo sucede en el 2008 donde todos muestran un estancamiento, o una caida en su actividad.


El INEGI identifica ese “algo” como la crisis global del 2008, pero parece increíble que si no afectó nuestro sistema financiero, sí le pegó horizontalmente al desarrollo de nuestros polos de desarrollo.


En minería, energéticos y manufacturas sobresale Hermosillo.


Para comercio y servicios sobresale: Mérida, San Luis, nuevamente Hermosillo, Querétaro y Guadalajara, dentro de los mas importantes que no sean parte de CDMX.


Llama la atención el estancamiento de Monterrey y Puebla, que desde 2008 sufren una fractura y poco a poco han venido recuperándose. En el índice global que considera todos los sectores se lo lleva el municipio de Alvarado Veracruz.


Lo único que saco en conclusión es que las ciudades del futuro, serán como Mérida, ciudades de servicios. Pero sigo hurgando en su singularidad y me encuentro que en su historia hay una comunidad fuerte libanesa, que para mí es un grupo ejemplar por su espíritu empresarial. Sigue siendo una comunidad con una fuerte identidad resguardada por sus familias más antiguas, que protegen costumbres de ética y hasta un sorprendente tradicionalismo y cerrazón que contrastan con su espíritu creativo e innovador.


Y es que la identidad de cada ciudad en cualquier parte del mundo debe ser protegida por la comunidad, hasta en ciudades tan modernas y diversas como Nueva York. Ese espíritu de comunidad no debe descuidarse, sino más bien alimentarse con el advenimiento de otros inmigrantes, tanto nacionales como internacionales, es una pena convertirse en ciudades sin rumbo, que no generan desarrollo.


¡Cuidemos nuestras ciudades. Mantengamos espíritu de comunidad!

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¿De qué sirve a Chiapas ser gran productor de una variedad de productos agropecuarios si no tiene cómo sacarlos a los mercados?

Si queremos vender nuestros productos hacia el centro de la república, tenemos que gastar tiempo para conectarnos al norte por Veracruz, debido a que nuestra linea más eficiente a través de Oaxaca y Guerrero, no existe.


El tiempo y el costo de traslado hace que nuestros productos sean más caros en los mercados centrales. Continuo mencionando el por que...



  • Si queremos ser granero de la Riviera Maya, no tenemos una vía segura y eficiente para accesarla.


  • Si queremos exportar al Oriente o a la región Oriental de Estados Unidos por la vía marítima, tenemos que primero poder embarcar nuestra mercancía por tierra a Salina Cruz Oaxaca, lo cual es casi imposible, porque nuestro puerto vive azolvado.


  • Si queremos aprovechar el mercado centroamericano cuyas importaciones de México sobrepasan en valor el PIB chiapaneco, no podemos porque tendríamos que sacar nuestros productos primero por Guatemala para acceder sus puertos, donde tenemos qué perder 3 días atascados en sus aduanas, donde el contrabando por rio compensa parcialmente esta dificultad a precios disminuidos de nuestros productos.


  • Las visas temporales para que los centroamericanos vengan a consumir a Chiapas están sobre-demandadas, porque están limitadas en número muy inferior a la demanda.

  • Cuando hay inmovilidad de mercancías, se favorece la movilidad de mano de obra, por lo que la emigración neta de nuestro estado se ha duplicado en los últimos dos años, disminuyendo la competitividad de la que se queda como atractivo para el establecimiento del comercio y la industria en nuestra región.


  • De hecho, la falta de conectividad e infraestructura inhibe la inversión de empresas que quisieran establecerse en Chiapas para servir a otros mercados.

Es imperativo que los chiapanecos gocemos de la conectividad que necesitamos para vender nuestros productos, generando inversión y empleo.


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Vivimos tiempos inéditos para nuestras generaciones vigentes. Nunca había visto tantas variables juntas que podrían augurar un mejor futuro para México.


La confianza en nuestro país se manifiesta en una demanda de pesos en relación a dólares que ha llevado a nuestro peso a niveles de revaluación nunca pensados, por debajo de 18 pesos por dólar. Esto contrasta con las predicciones de los conservadores cuando esta administración inició, de que seríamos un Venezuela remasterizado, con un peso por arriba de los 25 pesos por dólar.

El fenómeno del “near shoring” donde se están formando bloques económicos más seguros por distancia de mercados no podría estar ocurriendo sin la estabilidad financiera mostrada por México. Esto provocará una explosión de inversión en industrias que aprovechen la profundidad de los mercados de américa del norte.


El aumento en la capacidad de consumo de los mexicanos ha atraído inversión para servir solamente al mercado mexicano. La infraestructura creada en el sur con el tren maya y el corredor transístmico promete un aumento importante en la productividad de la mano de obra del sureste, rezagada en los últimos 50 años.


El reto de aprovechar esta oportunidad redica en el gobierno pero también en la iniciativa privada. Es reto del gobierno proveernos de la infraestructura que favorezca la instalación fácil de las empresas solicitantes. Pero el peso de los empresarios es usar su creatividad e inventiva para proponer ambiciosos negocios que atraigan la inversión.


No desaprovechemos esta oportunidad histórica.

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